martes, 14 de marzo de 2017

Ejercicio de Redacción # 1 "Cadáver Exquisito"


Contexto: 2016 - Curso Redacción EL HERALDO. Para profesionales o estudiantes avanzados de diferentes áreas. A cargo de Joaquín Mattos Omar.
Ejercicio: Construir un texto tomando como referencia el resultado de un juego de palabras llamado Cadáver Exquisito que se había realizado ese día en el curso. El juego dio como resultado el siguiente escrito:

Los espejos mostraban su espantoso reflejo
La cual, a través del tiempo, siempre quiso esconder de sí mismo
No saber nada de su pasado, olvidar sus alegrías y sus lágrimas
Dejar todo atrás, lanzarse al abismo y esperar la muerte
Olvidar el pasado, borrar mi memoria y dejar que el otro mundo se ocupe de mí
Mientras busco un nuevo camino para dirigir mis sueños y mis metas a cumplir
Ensaladas con azúcar, y un jabón para el corazón
Pero esa dieta ya no era suficiente, ya no había nada que hacer
La dieta mental que la tenía en abstinencia, la dejó como un ente
Haciendo que poco a poco cayera en la decadencia que tanto temía
Pensó en Paris, pensó en aquellos momentos en que su abrazo le había confortado, y ahogó sus ganas de llorar
Nada de lo que hiciera iba a hacerle volver, así que se fue de rumba con sus amigos
Allí, intentó olvidar las penas y en plena rumba lo conoció a él
El sonido de la rumba se convirtió en cómplice de sus miradas
Justo en ese instante, una conexión entre ambos llegó a ser parte de la realidad
Fue entonces cuando al abrir los ojos se vieron desnudos y se dieron cuenta de
su pecado.

**Nota: lo que hice fue tomar el texto al contrario para construir el mío**


Resultado (Mi ejercicio):


Carta fúnebre
17 de Agosto, 1936.

El último recuerdo que quiero conservar, Salvador, es el de nuestros ojos abriéndose esa mañana,  mirando con alivio y vergüenza nuestros cuerpos desnudos, siendo espectadores de nuestro pecado, justo en el instante en que sentimos aquella conexión entre ambos, la misma que habíamos tenido siempre pero esta vez tangible, materializada, en esta insoportablemente dulce realidad.

Antes de eso, Salvador, recuerdo el sonido cómplice de las fiestas en las que pasaban desapercibidas nuestras miradas. Allí, en esas exclusivas reuniones de intelectuales, intentamos muchas veces olvidar las penas y en el hervor de ese caldo de drogas, alcohol y cigarrillo recuerdo, Salvador, que te conocí. Nada de lo que hiciera me haría volver, te había conocido y me había perdido para siempre en tu excéntrica humanidad, así que decidí volver a cada fiesta donde pudiera encontrarte.

Ahora, Salvador, pienso en París, en aquellos momentos en los que tu brazo debió confortarme pero no estabas. Ahogo mi llanto. Durante tu ausencia, poco a poco vino sobre mí la decadencia emocional a la que tanto temía, intentaba alejar el recuerdo de tus rodillas raspando mis muslos cada noche en la que nadando nos halló la luna. Pero el ayuno de pensamientos, la abstinencia de memorias de la cual quise ser esclavo me redujo, volviéndome un ausente, un impalpable, un ente.

Cuando volvía a recordarte, Salvador, venía violentamente cada extravagancia típica tuya: la dieta de ensaladas con azúcar que hiciste por 8 semanas, aquel “jabón para el corazón” con el que casi te arrancas la piel del pecho, los bigotes en espiral…

Pero, Salvador, a medio camino, cuando finalmente había encaminado ya sin ti otros sueños  y otras metas, mi corazón se apaga. No, Salvador, no es por ti esta vez, no soy yo quien busca adormecer mis propias cavilaciones, no soy yo quien quiere olvidar el pasado, borrar mi memoria y poner mi existencia a disposición de otro mundo. No soy yo quien decide dejar todo atrás y lanzarse al abismo. No espero tranquilo la muerte. No es Federico quien decide esta vez. No soy yo, Salvador, quien quiere olvidar alegrías y lágrimas del pasado. Ya no, Salvador. Hace años dejé de esconderme de mí mismo, esta vez son otros los que quieren sepultar mi memoria… 

No estoy tranquilo, ni lo estaré porque me voy con la puta imagen de la maldita soledad que se refleja en cada espejo en que me miro. Pon mi nombre en la pintura de modo que sirva para algo en el mundo.

Salvador, mañana me matan.


Federico.


Bonus Extra: Cadáver Exquisito


sábado, 11 de enero de 2014

Queridos lectores! Lo volvimos a hacer... Nuevamente estamos en la prensa mi gente! http://revistas.elheraldo.co/gente-caribe/perfil/el-proyecto-de-vida-de-pamela-de-moya-129756

"Desde pequeña soñaba con codearse con personas provenientes de todo el mundo. Fue por ello que se planteó el reto de enfrentarse a lo desconocido con una mochila, dos pares de jeans, una cámara fotográfica y otros utensilios básicos.
Sabía que faltaba poco para volver a Colombia así que el 8 de diciembre de 2012, tomó un avión con rumbo a El Salvador, donde conoció las ruinas mayas. Posteriormente, tomó un bus a Guatemala y estuvo en Tikal, un lugar que describió como un sitio soñado y energético. Luego viajó a ciudad de Guatemala y a Copán, en la frontera con Honduras. A su paso por las diferentes locaciones, Pamela no desperdiciaba ni un minuto para tomar fotos y apuntes de las curiosidades que encontraba, para luego escribirlas en su blog pamelasnz.blogspot.com.
“Se trata de echar mochila al hombro, comer y dormir donde te agarre el viaje. Me hubiera encantado ir a México pero debía devolverme a Colombia”.
Sobre su vida... “Quiero enfocar mi carrera a la rama educativa, para brindar asesoría y ayuda a quien lo necesite”.
Su viaje continuó en Tegucigalpa, donde durmió una noche. Camino a Nicaragua, el bus llegaba directo a Managua, pero su deseo era ir a Granada, ciudad que asegura tiene un encanto similar a Cartagena. Al salir, visitó Masaya y compró recuerdos para traer a Colombia. Después tomó un bus hacia la ciudad de León, y al día siguiente regresó a Costa Rica para tomar su vuelo a Colombia.
“Todo fue muy rápido. Me bajaba en un lugar, conocía y me iba de inmediato a seguir viviendo experiencias. Regresé a Barranquilla con muchas expectativas y recibí mi grado como profesional”.

sábado, 14 de diciembre de 2013

En el paraíso también venden cervezas Entrega Final.

No se puede escribir en tan pocas palabras lo que se vive en un año, pero ni un diccionario completo me daría lo que necesito para hablar de Costa Rica. Para empezar, “Tiquicia” fue el país que me abrió sus puertas cuando salí por primera vez de mi natal Colombia, naturalmente ese sería un viaje muy especial, eran nuevos retos y nuevas personas y yo incorrectamente creía que estaría sola. Mi sorpresa hoy, a un año de haber abandonado mi adorada Costa Rica es que desde el momento en que pisé ese país no estuve sola ni un solo día, de hecho sigo sin estarlo.

Y es que no es lo mismo hacerte amigo de un colombiano en Colombia que hacerlo en Costa Rica, en donde la naturaleza benévola de todos emerge libre de las desconfianzas y los temores, en donde te nacen las ganas de ser feliz y lo eres, en donde no miras con recelos porque sabes que todos quieren ser verdaderamente humanos. Costa Rica cambia a quien la visita, hace bello todo lo que la toca y es por eso quizá que algunas cosas que en ese país me hacían estremecer de la emoción, vistas desde otros lugares no me parecen nada extraordinarias.

Pero esta vez no quiero enfatizar en lo evidente, queridos lectores tratar de convencerlos de ir a Costa Rica no me tomaría una sola palabra:






Una tarde cualquiera desde mi balcón
Así que voy a encargarme de nombrar las cosas que personalmente me hicieron tan feliz en ese país. En primer lugar no hay persona más feliz, noble y pacífica que un tico. Con un costarricense es prácticamente imposible pelear, y llega uno con su ímpetu, con el espíritu de quien ha escuchado de guerras desde el útero materno y se encuentra con que Costa Rica es el país del “sí”, del “tal vez”, del “voy a hacer todo lo posible”, pero nunca del “no”. Un tico jamás va a maltratar tu esperanza diciendo
que no a nada, dicen que harán todo lo que esté a su alcance y de verdad lo hacen únicamente para no fallarte. Sí, puede ser que den muchos rodeos pero es solo para no entrar en conflictos, si tienen la razón con mucha calma exponen sus argumentos y si no la tienen con humildad agachan la cabeza. Esto, queridos, les ha valido ser el tercer país más seguro de América Latina a pesar de no tener ejército y sobretodo llevar sobre sus frentes el honor de tener entre ellos algo que en mi país estamos muy lejos de conseguir, un nobel de paz.


Chifrijo!
Ni hablar de la comida, vivir en Costa Rica es acostumbrarte a ver crecer la pancita cada día… Un típico desayuno tico es el equivalente a un almuerzo en Colombia… Y con el perdón de mis paisanos no existe un calentao’ más rico que un Gallo Pinto a las 8 de la mañana. Y por supuesto una dieta compuesta por tamales, chicharrones, Gallo Pinto, Chifrijo y muchas birras ya se imaginarán cuantos kilos me habrá costado.
Luna un a noche desde mi balcón

Los paisajes son de no creerse, las flores, los árboles, los ríos, los cielos y las montañas parecen todo una obra cuidadosamente pintada, concebida y esculpida por las manos de Dios.  Bien puedes estar disfrutando del Océano Pacífico y trasladarte a tiempo para ver el esplendor del Caribe antes de que termine el día. Si subes a la cima de un volcán encuentras un mar completamente diferente, un mar de nubes que prácticamente choca con tus pies como las olas en la playa. Y ni hablar de los atardeceres, no sé cuanto más me falte por ver en la vida, pero hasta el día de hoy nada me ha impresionado tanto como aquella tarde en Santa Teresa cuando llegué a creer que el mundo estaba llegando a su fin y empezaría la apocalíptica lluvia de fuego y azufre, era tan hermoso que sentí miedo como dice el poeta "que antes de ser pensado el mismo cielo espanta" . Nunca antes en mi corta vida había visto el sol tan enfurecido por tener que ocultarse, parecía estarse vengando mientras pintaba el cielo de púrpura, naranja y rojo. No podía verse ni un centímetro azul, y sus rayos dorados tiñeron todo esa tarde. Jamás, jamás mis ojos volverán a ver un atardecer como el de ese día. Costa Rica es un país que lo tiene todo, es un país en el que la vida se celebra precisamente viviendo, igual te despiertas un día a volar por los aires y terminas la tarde navegando en un río. Igual sales una mañana a nadar en el mar, a subir a un volcán, a ver la luna hasta de día, o a pasar una noche que pudo ser PERFECTA al lado de un cementerio. 


Costa Rica me educó, tuve la dicha de estudiar en la UCR un semestre que valió por 5 años, me volvió hincha de "La Sele" (Vamos todos los ticossss!!!) , me hizo enamorarme más veces de las necesarias, hizo que volviera a creer que el ser humano es esencialmente bueno aun cuando después de un año he empezado a dudarlo nuevamente. Costa Rica es la esperanza que guardo cuando necesito razones para creer que el mundo todavía se puede salvar. Cada día de mi vida recuerdo los pasos que caminaba de la oficina hacia el tren, recuerdo el olor a caramelo que siempre tenía Pavas a las 5:00  de la tarde, recuerdo mirar por la ventana y ver 
Rafting en el Sarapiquí
el sol ocultándose tras las montañas, y ver la luna cambiando cada noche. Recuerdo lo fácil que era llamar a cualquier hora a un amigo que siempre acudía, las sopitas calientes cuando estaba enferma que con tanto cariño me preparaba un angelito colombiano que me encontré en ese país, recuerdo el dolor abdominal que tenía siempre cada noche después de un día completo de carcajadas, porque verdaderamente queridos, no conozco gente más feliz que los ticos.

Cambio de la luna noche tras noche desde mi balcón
Costa Rica es un país sin ingredientes artificiales, de "maes" pura vida!, de gente "tuanis", es un pedacito de paraíso que Dios quiso dejarnos en la mitad del continente, es un lugar al que siempre voy a querer volver, un país hermoso sin medida alguna del que vivo enamorada. No sé cuanto más me hace falta vivir, cuantos kilómetros me faltan por recorrer y cuantas personas me quedan por conocer. Pero si hay algo de lo que estoy segura es que nunca nada me dará tanto como me dio mi amada Costa Rica. 

La que nunca falta!

Gracias Tiquicia por Juanito y por Angie que tienen las puertas de mi casa y de mi corazón abiertas de par en par eternamente, por mi flaca, por mi gordo, por Giova y por el par de borrachas que tenía por amigas que son los colombianos más "aticados" que conozco, por los encuentros con gente tan grata que en tu tierra se volvió mi familia, por quien me recibió en su casa. Por los ticos que hicieron mi vida alegre y sencilla como esos vecinos locos que tenía o mis 3 incondicionales mosqueteros de la U, por la noche del cementerio... Por cosas más vanas como aprender a disparar, por Fito Paez y Lady Gaga, por el partido imperdible del Atlético Madrid, por lo árboles de colores, por abrirme las puertas, por mi tatuaje de "pura vida"... En fin, Costa Rica gracias por ser la casa a la que siempre desearé regresar, como lo dije al partir hace un año 4,652,459 de gracias... Aunque creo que ya deben ser un poco más.


...Ha pasado ya un año desde que desperté de ese sueño y lo lamento porque me habría gustado seguir soñando...


jueves, 12 de diciembre de 2013

En el paraíso también venden cervezas. PARTE I


Esa noche tuve un sueño extraño, al parecer podía volar por los aires y cuando miraba hacia abajo veía mi sombra nadando en la superficie del mar, entrando en la boca oscura de los grandes volcanes, quemándose con el sol del desierto, mientras yo iba a toda velocidad pasando de una nube a otra cruzando los cielos. De repente, de un momento a otro sentí que una fuerza más poderosa que la gravedad me atraía hacia la tierra, por más que intentaba mantener el vuelo la caída era inevitable, así que me dejé llevar sin oponer más resistencia y cuando estaba a punto de golpearme contra el suelo, abrí mis ojos.  

Cráter del Volcán Irazú
Desperté en una cama que no era la mía, de hecho no era una cama, había despertado con el cuerpo cubierto de arena y con los labios salados. Por el olor a sal y a aceite de coco, mi nariz se enteró antes que mis ojos que me encontraba en una playa. Estaba apenas amaneciendo así que el cielo empezaba a iluminarse, me levanté y aun sin salir del asombro sacudí parte de la arena que me cubría la piel.  

Playa Manuel Antonio

Pizote
En verdad eran salvajes!
Finalmente mis ojos se concentraron un poco en el sitio donde estábamos y vi por primera vez al pizote, a los caballos salvajes trotando en la playa, a la mariposa celeste, al jabalí, a los cangrejos y los caracoles, a la danta y al puercoespín; y en los cielos volaban las urracas, los loros, las guacamayas, los tucanes y los pelícanos, y se escuchaba el golpe de los carpinteros y el zumbido de las alas del colibrí. Caminé hacia la orilla y entré al mar y vi a la tortuga carey, la sardina, el atún, el pez dorado, el barbudo, el lenguado; vi al tiburón blanco, al martillo, al aguja, vi muchas especies de ballenas, delfines, langostas, crustáceos, calamares vi pepinos de mar y arrecifes de coral, rayas y medusas.  
 
Caracoles en Santa Teresa
El agua era tan clara que podía ver a los peces que confundidos chocaban con mis pies y el cielo era tan azul que el mar parecía haberse teñido. Regresé nuevamente a la orilla porque mi estómago empezaba a anunciarme la fatiga de la mañana, así que caminé a través del espeso bosque que rodeaba la playa en busca de algo para comer. Y encontré en aquel bosque palmeras de coco y bebí el agua de uno de ellos, y encontré el pejibaye, la papaya, el mango, la banana, el tamarindo, la guayaba, el cacao, la naranja, y los limones y comí de cada uno. Encontré también un cultivo de piña que se extendía hasta perderse en el horizonte y ese día probé la fruta más dulce que jamás había comido. Mi lengua festejaba en mi boca y toda mi humanidad se concentró en disfrutar al máximo toda la dulzura que podía brindar esa tierra incluso en la forma de una fruta. Sentí que caminé durante horas a través de ese verde espeso, tropezando de vez en cuando con ardillas y conejos, con monos que aullaban entre las ramas de los árboles y con mariposas que adornaban con sus alas todo el lugar. 

Al final de mi caminata contemplativa me encontré con lo que parecía un restaurante, estaba tan lleno de vida, de ruido y de baile que parecía que todos hicieran parte de la misma fiesta. Tímida, me acerqué despacio a esa masa de alegría viviente que entre risas y cervezas celebraba no sé qué, y entonces pensé: “Vaya! en el paraíso también venden cervezas”. Después de algunos minutos de examinar la algarabía noté que una mano se levantaba de una de las mesas, y apuntándome hacía señales para que me uniera. Para entonces ya estaba tan entusiasmada que me sentí como en casa y sin pensarlo dos veces me acerqué a una familia que me recibía como a un miembro más.

Compartí con ellos una extensa charla aun sin atreverme a preguntar nada que para otros fuera evidente, no quería pasar por descortés y mucho menos por ignorante. Pasaron minutos, horas hasta que tomé la decisión de preguntar a mis nuevos amigos qué lugar era aquel, qué lugar era ese que jamás había imaginado que existiera, en el que los ríos eran celestes y las arenas blancas, qué lugar era aquel en el que todo el mundo se veía genuinamente feliz y que sin parecerse se sentía tanto como el hogar. Uno de mis acompañantes tomó la palabra y con una honesta sonrisa me dio la respuesta que tanto he querido volver a escuchar: Bienvenida a Costa Rica!.


A partir de ese momento tuve la más larga de mis noches junto al más largo de mis sueños, duró prácticamente un año. Aunque habría bastado dos minutos de conversación con un tico, dos suspiros de la brisa marina que despiden Caribe y Pacífico sobre sus costas, habría bastado el corto canto de un ave al pie de mi balcón, o las soberbias apariciones de la luna que casi se mete por la ventana para que mi corazón en silencio decretara que de tener que nacer nuevamente lo haría en ese país…
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Queridos, quiero aclarar que esta primera entrega llegó a mí luego de escuchar a un famoso cuentero costarricense que en una de sus historias relata como fue su nacimiento en Costa Rica. Moisés Mendelewicz.


Por hoy me despido y recuerden: Comentar es agradecer. Si les ha gustado por favor ayúdenme a compartir. Si les interesa seguirme @Pam_Snz en Twitter. Si no les ha gustado esperen la próxima entrada y me comentan.

That's all folks!


jueves, 22 de agosto de 2013

Guatemágica Entrega Final - Tikal Parte II BENDITA SEAS GUATEMALA!

En la Gran Plaza además de los templos se encontraban la Acrópolis Norte y la Acrópolis Central, después de un rato de contemplación, fotografías y reconocimiento del terreno me tumbé en el pasto e inevitablemente me abordaron una mezcla de sentimientos que solo se pueden experimentar en un sitio como Tikal. La cabeza me empezó a dar vueltas llevando y trayendo imágenes de hombres y mujeres americanos,indígenas tan puros como el maíz que cultivaban en estas tierras. Todos quienes estaban a mi alrededor desaparecieron y sólo veía una hoguera humeante, una ceremonia de sacrificio, un rey en lo alto de una pirámide, mujeres y hombres doblando su espalda para poder subir los escalones probablemente diseñados para que todos quienes los subieran tuvieran que inclinarse. Me recosté, miré el cielo y sin darme cuenta caí en un sueño profundo, debajo de un árbol en La Gran Plaza de Tikal. 


Pasó poco más de una hora o eso es lo que creo, el caso es que cuando desperté quedaban muy pocas personas en el sitio e increíblemente habían sido remplazadas por pavos salvajes, pizotes y algunas aves que se dejaban ver ya que los humanos habían empezado a alejarse. Me levanté por supuesto bastante desorientada, me disculpé con los Mayas por si les había irrespetado pero les di las gracias porque no sé cuantas personas pueden contar la misma historia. Nuevamente cámara colgando del cuello,mochila al hombro y a caminar. Me dirigí a La Acrópolis Norte, aproveché un momento en que se quedó prácticamente sola y me dispuse a caminar, subía y bajaba escalones, me perdía entre las enormes paredes y trataba de llegar a los rincones más ocultos, pero amigos después de unos minutos las energías empiezan a sentirse, el corazón se acelera y la respiración se corta. No puedo explicarles lo extraña que fue la experiencia pero tuve una sensación de persecución, de ser observada y eso me puso un poco nerviosa. Solo pude hacer un vídeo más bien regular y decidí que era mejor descender e ir a buscar lo que había ido a buscar: Atardecer en el Templo IV. 

Una vez más terminé uniéndome a un grupo que había escogido hacer el recorrido durante la tarde, con un muy buen guía también, todos me recibieron muy bien y continuamos explorando lugares que en la mañana no había tenido ocasión de observar.Seguimos a un ritmo rápido ya que la meta era estar en la cima del Templo IV para ver el atardecer. Normalmente a esa hora ya el ascenso está restringido pero por alguna razón nuestro guía tenía privilegios.
En el Templo IV normalmente se observa el amanecer ya que la única parte disponible para turistas es la delantera, sin embargo nuevamente el guía consiguió que nos dejaran pasar a la parte de atrás en donde observaríamos la puesta del sol. Honestamente no sé cual de las dos vistas es más impresionante. Cuando llegas arriba y ves por primera vez la cima de los palacios emergiendo entre la selva te invade una sensación de asombro,de respeto, te provoca danzar, cantar y arrodillarte para agradecerle a los Mayas y a sus dioses por tanta belleza. Entiendes que en un mundo tan grande caben todas las ideologías y todas las creencias y que podrían estar en armonía, sin anularse entre ellas de no ser por nuestra total falta de tolerancia.

Estuvimos un rato observando el horizonte y creo que todos por primera vez veíamos una escena muy recordada del cine sin una pantalla de intermediaria. Ante nuestros ojos nos dejaba perplejos la vista del planeta Yavin 4. Después de haber pasado tanto tiempo sentada en el Palacio de la Serpiente Bicéfala entiendo porque George Lucas escogió este sitio para filmar parte de La Guerrade las Galaxias. La vista señores y la 'fuerza de la fuerza' que se siente en Tikal parecen de otro planeta.

Aun mareados y sin salir del asombro el guía nos informó que debíamos ir hacia la parte trasera de la pirámide, el espectáculo estaba por empezar. Llegar al lugar no fue tan sencillo, estábamos a muchos metros de altura y el vértigo hacía lo pertinente, había que ver bien donde se daba cada paso y asegurar cuidadosamente un pie antes de mover el otro. Finalmente llegamos justo a tiempo, como pudimos nos acomodamos en medio de tubos de metal y vigas de madera y nos dispusimos a ver como el sol se escondía en el horizonte. Pocas cosas en mi vida me han hecho sentir tanta felicidad.
La foto más bien mala. Pronto les subo el vídeo que quedó mejor.
El cielo era un círculo cromático cuyos tonos variaban entre rojos y amarillos, y otra vez la energía me llenaba, sentía como cada una de mis células se renovaba fue un momento sagrado en el que tuve más de una revelación. Nunca había tenido una experiencia similar, la persona que se sentó en ese lugar se quedó allí y quien regresó después de la puesta del sol es alguien completamente diferente.

El sol se puso y tuvimos que caminar cerca de 30 minutos en medio de la más espesa oscuridad. No hubo mucho tiempo para despedidas así que con un rápido 'adiós' regresé a mi cabaña dejando para siempre a un grupo de desconocidos que sin saberlo se quedaron para siempre en la historia de mi vida.

Después de un día tan lleno de emociones me metí en mi cabaña, me di un baño de agua caliente y me acosté en la hamaca de la terraza a contemplar las estrellas. No pasó mucho tiempo para encontrarme acompañada de dos muchachos franceses, una guitarra,unas cervezas y las más deliciosas hamburguesas de arroz. La noche que pasé en Tikal está en la lista de las 10 mejores de mi vida.

Al día siguiente, muy temprano en la mañana me despedí casi con una oración del sitio que había cambiado mi vida y con la energía que me quedaba regresé a Ciudad de Guatemala. Durante el camino tuve múltiples inconvenientes, el bus en el que viajaba se descompuso así que nuevamente hice amigos en el camino y con ellos decidimos toma run micro-bus que también se descompuso para finalmente tomar otro bus que me llevara a la capital. Nada se disfruta más que las amistades improvisadas, hablamos de Arjona, de Colombia, de Guatemala, ellos adoraban mi forma de ver su país, sus raíces; yo adoraba hablar con ellos como si nos conociéramos de toda la vida.

La foto que nunca falta.
De Guatemala aprendí a agradecerle a Dios por los contratiempos, amigos los contratiempos son parte del viaje. Aprendí a sonreír en todo momento, a sentirme en paz conmigo, a amar a los hermanos que te da 'el camino'. Entendí que este es un país "que te enseña a parir pensamientos". Pero sobretodo aprendí a respetar La Tierra, nuestra tierra y a enamorarme perdidamente de ser latina, de ser americana, de ser indígena. BENDITA SEAS GUATEMALA!

Tan valioso como la tierra que te vio nacer.
"Me prometí venir por ti, porque quería caminar por las mismas calles que tú pisaste... Y fue así que entendí tu fijación con los adoquines, tu amor por tus raíces, tu respeto por la vida, fue así que entendí a TU PAÍS... Pero también me dí cuenta que Guatemala es mucho mas que tú, tú solo eres parte del maravilloso legado que este país nos ha entregado como continente... Guatemala por si sola encanta. He vivido un par de días en un mundo inmortal de dioses, mayas y sacrificios; de gente buena que comparte, respeta y ayuda. Un día prometí venir por el loco amor que te tengo, pero ahora mi promesa de volver es simplemente por ti Guatemala".


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