Antes de continuar con la entrada de ayer quiero reiterar mis gracias a quienes se tomaron un tiempo para leerme, es realmente importante para quien escribe saber que alguien lo lee. Aprovecho también este espacio para hacer un comentario dirigido a todos mis lectores: señores, siempre hay tiempo para echarse la mochila al hombro... No dejen que este caótico Siglo XXI les arrastre a su antojo, cada vez que puedan con mucho o con poco, salgan de las paredes que los encarcelan y échense a andar. No hay manera de que el espíritu se sienta más libre que vagando sin rumbo (especialmente por nuestra Mayúscula América como alguna vez lo dijo Ernesto).
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Con los agradecimientos expuestos continuamos con el viaje. En la entrada anterior les comenté a grandes rasgos lo que fue mi experiencia en Granada, en esta voy a dirigir mis letras a otros lugares realmente igual de encantadores de los que sólo se puede disfrutar si se dejan de lado los prejuicios y los monstruos mediáticos y se decide conocer en su esencia más pura a la hermosa Nicaragua.
Masaya(Mercado, Volcán, Mirador Catarina): Ir a Nicaragua y no pasar por Masaya es algo que uno como ser humano no podría perdonarse. Mi tiempo era escaso pero nada podía impedir el disfrute que Masaya me había prometido desde antes de salir de Costa Rica, desde que la primera "nica" que conocí en mi vida me hablara del misticismo de una tierra que estaba encantada (señora Francis de no ser por usted habría hecho un viaje en vano).
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Por desgracia en casi todas las fotos de este sitio aparezco yo. |



Nuevamente frente a una muralla de otro siglo salimos todos como niños a correr entre pasillos y personas en lo que simplemente puedo describir como un caleidoscopio: una heterogénea mezcla de colores y formas tan llamativas que por momentos daba una sensación de laberinto, un mercado que simplemente concentraba en un sólo sitio a la magnífica Nicaragua. *Aquí vale hacer una pequeña aclaración: El sitio es tan llamativo tanto para mujeres como para hombres, para la muestra al último que pudimos literalmente encerrar en el carro para irnos fue al muy masculino canadiense con cara de militar que nos acompañaba.
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Repito, lamentablemente aparezco en casi todas. |
Armada con un casco de seguridad para cuidar mi cráneo pero sin protección alguna contra todos mis terrores fui recibida por "El General de Hombres Libres: Augusto Sandino". La estatua, bastante pequeña de estatura y adornada a lado y lado con las banderas de Nicaragua y el Frente Sandinista de Liberación Nacional habría hecho que el más capitalista del mundo se dedicara un momento a observar con el mayor respeto a un hombre que a punta de ideas enseñó a un pueblo que la unidad de los chicos puede ser más contundente que cualquier grande. Nos despedimos de Sandino (aunque a mí verdaderamente me provocara sentarme a hablar con él) y emprendimos, en auto, el ascenso. No sé cuanto tiempo pasó para que el olor a azufre llenara por completo mis pulmones, pero sólo entonces supe que me encontraba cerca de algo enorme, impresionante y peligrosamente real.

No creo que exista alguna manera de traducir en el lenguaje escrito esa experiencia en donde todos los sentidos se extrapolan: el olor y el sabor es puro azufre, los ojos no salen del asombro, la piel se quema por el sol y el calor (o por la cercanía al infierno) y el viento literalmente cruje en tus oídos. Pero lo mejor de este sitio es, si se quiere, la experiencia extrasensorial, las cosas que no puedes percibir sino con todos los sentidos apagados, como las voces de los sandinistas torturados lanzados al fuego por la dictadura, gritos y aullidos que no sabes si son de las almas suicidas penando en la garganta de satanás, la energía advirtiendo que cosas terribles han pasado y que la furia de Su Majestad La Naturaleza podría hacer que se repitieran. En la punta de la colina La Cruz de Bobadilla te paraliza porque no es un símbolo de redención sino de exorcismo, el enorme crucifijo fue puesto para evocar la que en el Siglo XVI colocó aquel fraile para espantar a la bruja que habitaba en el volcán que engullía recién nacidos y vírgenes que le ofrecían los nativos en sacrificio para aplacar su furia.


Queridos lectores, nuevamente queda pendiente una parte de este viaje que por desgracia para mí será la última entrega que tenga sobre Nicaragua por ahora (la publico mañana). Quiero también decirles que no les incumplí y que nuestra dinámica sigue intacta ya que Nicaragua sigue siendo un #TT en mi cuenta en Twitter.
Por hoy me despido y recuerden: Comentar es agradecer. Si les ha gustado por favor ayúdenme a compartir. Si les interesa seguirme @Pam_Snz en Twitter. Si no les ha gustado esperen la próxima entrada y me comentan.
That's all folks!
Muy bacano...! Tu estilo es bueno, deberías enviar el material a un medio de comunicación para que lo publiquen. La descripción que haces es completa y hace que uno se transporte hacia esos parajes !
ResponderEliminarPero una aclaración: para nada es lamentable que aparezcas en casi todas las fotos, ya que te ves super bien y para nada discrepas con el paisaje. :)
Un día de estos te mostraré una novela (aunque prefiero llamarlo "un cuento largo" ) que he estado escribiendo. Se llama "Crónicas de antaño" La historia gira en torno a un hombre de 37 años, llamado Naren Ruíz, que se sumerge años atrás para rememorar viejas épocas: anécdotas divertidas llenas de nostalgia y recuerdos de enamoramientos. Entre estos le dedica especial atención al gran amor de su vida (y actual esposa) Juliet Lían, que en esa época era una adolescente de 13 años. Para entonces el tenía 27 años y no comprendía por qué aquella chica púber le causaba tanta fascinación. Pero, con el pasar de los días se va enamorando de ella. Los dos llevan una relación casual, Juliet iba a la casa de Naren todos los días a hacer tareas de colegio. El trato continuo, fruto de esas tardes compartidas también va haciendo mella en la adolescente, quien al principio intenta reprimir ese creciente sentimiento hacia ese hombre mayor que apareció en su corta vida. En un determinado momento, en una tarde etérea llena de brisa y sol, en un solitario parque lleno de vegetación, los dos se besan al fin. La chica desde entonces da rienda a sus sentimientos.
El relato fue inspirado en la obra cumbre de Nabokov, "Lolita", y en episodios reales de enamoramientos que he vivido.
Saludos.
Héctor está excelente, verdaderamente eres todo un artista y yo sin saberlo. Si tienes la obra en digital algún día podrías pasármela cuando la sientas pulida y le echo una ojeada la verdad me ha sonado mucho. Una pregunta, la historia se desarrolla en qué espacio geográfico?
ResponderEliminarListo, estamos pendientes con eso. El relato lo he estado escribiendo a cuenta gotas durante varios años. A veces pasa hasta un año sin verlo o agregarle algo, pero cuando me viene la inspiración me pongo a escribir derrepente. La historia se desarrolla en el mismo espacio geográfico donde vivo: el Área Metropolitana de Barranquilla. Algunos protagonistas viven en el municipio de Soledad (aunque me he tomado la licencia de cambiarle el nombre y agregarle algunos aditamentos urbanísticos) Es de lenguaje anecdótico, un poco divertido y costumbrista, sin ser decididamente humorístico; además, está escrito en primera persona. Hay momentos románticos salpicados de cierta sensualidad que, sin embargo, dan a entender más el carácter sublime del amor que el protagonista (Naren) siente por Juliet, la coprotagonista. Saludos, estamos en comunicación.
ResponderEliminarNo tengo más que decir, es fascinante leer tu blog. Sinceramente te ruego el favor, que no dejes de plasmar con letras esa corta pero sustanciosa experiencia en el istmo. Quedo atento a tus siguientes entradas ;)
ResponderEliminarJavi, no sabes lo feliz que hace a mi corazón saber que me lees. Desde que nos conocimos nuestro mucho apoyo ha sido importante para ambos y es muy bonito ver que uno de tus amigos más incondicionales se tome el tiempo de leer y motivar tu escritura. Te adoro mi gordo y agradezco de verdad tus comentarios. Esta macondiana tiene muchas palabras para ti!
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