"Nicaragua, tan violentamente dulce". I Entrega.

Vaya! Si pudieran observar en este momento lo temblorosas que están mis manos por el tema del que voy a escribir no podrían creer que soy colombiana. A continuación, la lista de #TT que me recomendó mi cuenta de Twitter para el día de hoy:

Y sí señores he escogido el más hermoso tema que me ha sugerido la lista recientemente: LA HERMOSA NICARAGUA. Ya empezarán ustedes a conocer mi vicio de siempre asumir que mis lectores se preguntan cosas así que ustedes se preguntarán: pero en medio de tantos "peros" que tienen Colombia y Nicaragua ¿Porqué esta chica está tan interesada en hablar del tema? La respuesta es sencilla, yo soy una colombiana que por cosas de la vida tuvo el absoluto honor de pisar suelo nicaragüense. 

Antes que nada voy a pedirles disculpas si me extiendo un poco, si no soy neutral, si no soy objetiva y si llego a sonar como promotora de turismo pero cada tecla que presiono para esta entrada va con una dosis desbordada de amor. Aclarado el tema y ya con las disculpas expuestas trataré de describir en menos de 30 minutos y en una entrada el que fue uno de los viajes más impresionantes que he hecho en mis 22 años.

En Diciembre de 2012 yo me encontraba trabajando para la Embajada de Colombia en Costa Rica (país al que amo con media alma, pero eso es otra historia) y a punto de finalizar algunas cosas en mi vida: mis estudios universitarios, mi contrato con la Embajada y mi viaje por Centroamérica. Consciente de tantos "finales" y considerando que siempre he sido una chica de mochila al hombro y a viajar, decidí emprender por carretera un pequeño viaje por algunos países de la mitad del continente cuyo destino final antes de regresar a Costa Rica era la violentamente dulce Nicaragua de Cortázar. 

Por supuesto lo primero que haces antes de ir a cualquier lugar es leer al menos un libro que pueda orientarte un poco respecto a lo que vas a encontrar. Y vaya! No se equivocaba el autor al decir: 

Si todo es corazón y rienda suelta, 

si en las caras hay luz de mediodía, 

si en una selva de armas juegan niños, 

si cada calle la ganó la vida... 

Ya ves, viajero, está su puerta abierta,

todo el país es una inmensa casa.

No, no te equivocaste de aeropuerto: 

entra no más, estás en Nicaragua.

La Calzada- Granada, Nicaragua.

Así que me encontraba en Nicaragua con el cansancio de quien ha viajado mucho pero el entusiasmo de quien sabe que esta por descubrir una maravilla. Tomé el primer bus que salía de Tegucigalpa hacia Managua pero lamentablemente por cuestiones de tiempo en esa ciudad solo pude estar el tiempo que tardó el trasbordo. Ya en tierra nicaraguense y valiéndome de esos amigos tan buenos e incondicionales que sólo te da "el camino" conseguí irme de Managua hacia Granada prácticamente gratis y con una bolsa de frituras y una Coca Cola (Si algún día lees esto amigo de viaje y me identificas te reitero mis más sinceras GRACIAS!).

Granada: ¿Cómo hablar de Granada y no extenderme? No sé por donde empezar, no sé que me ha gustado más de toda ella. No sé si ha sido aquel joven artesano cuyo primer saludo fue un piropo y que no conforme con mi indiferencia se atrevió a invitarme el Cuba Libre que más he disfrutado en mi vida. No sé si han sido sus calles y sus construcciones congeladas en un siglo que no conocí pero que la embellecen hasta enamorar. No sé si el hermoso Mono Barbudo que ha sido el único hostal que hasta el día de hoy me ha dado la oportunidad de bañarme en una ducha a cielo abierto viendo las estrellas por tan solo 5 dólares la noche. No sé si el paseo por Las Isletas, por Masaya, por el Mirador Catarina. No sé que ha sido pero desde el momento en que pisas Granada te olvidas del mundo y del tiempo.

Granada tiene el encanto de Cartagena de Indias y de Antigua con la diferencia de que el turismo no la satura. Granada es como un secreto en medio del continente, un secreto tan bien guardado que sigue siendo espontánea, libre, fresca y sobretodo real. De Granada me traje recuerdos imborrables, me enseñó que compartir no es dar de lo que te sobra, me enseñó a dividir mi plato para ofrecerle la mitad de mi comida a un chiquillo que a cambio me regaló una hermosa flor tejida por sus manitos. Granada todavía inunda mis ojos de lágrimas y mi pecho de satisfacción cuando evoco sus calles adoquinadas, su plaza, su gente, sus espectáculos malabaristas en medio de La Calzada. Granada definitivamente es una ciudad que debe conocer cualquiera que desee desconectarse del convulsionado presente. Granada es una ciudad que existe para recordarnos que hay un pasado, es una ciudad que transpira historia, una ciudad que lejos de las pretensiones de este siglo nos recuerda que se puede ser testigo de las manifestaciones más divinas con tan solo respirar. 

"... Con tan solo respirar".

Estimados lectores (quien sea que me lea) siendo las 00:55 en Colombia he decidido que esta entrada la entregaré por partes, no me alcanzará la noche y estéticamente lucirá mejor... Mañana prometo continuar con la segunda y probablemente tercera parte de este recorrido.

Así que por lo pronto me despido muchachos y recuerden: si les ha gustado por favor ayúdenme a compartir. Si les interesa seguirme @Pam_Snz en Twitter. Si no les ha gustado esperen la próxima entrada y me comentan.

That's all folks!